jueves, 27 de septiembre de 2012

Turismo Cuyano

Si hay algo de lo que no me arrepiento es de pasar mis vacaciones invernales en Mendoza y en Mar del Plata. Para los amantes del frío, los que huyen despavoridos del calor. Los que disfrutan como yo de las bajas temperaturas. Los que reviven con ellas y no con el agobio del sol radiante, Mendoza entonces es el lugar. Primero y principal, los apartamentos en Mendoza son re baratos. Son muy fáciles de conseguir y además la vida allí no es cara tampoco. Lo normal. Lo mismo que sería en Buenos Aires. Pero con un poco menos de gente y unos paisajes encantadores, embelesantes. Nada más maravilloso que San Rafael o la Capital con sus picos nevados de fondo. Y ni que hablar del vino. Hasta se puede hacer la ruta del vino y volver más contento, alegre y a tono. O entonado. Hay que tener cuidado de no catar demasiado y pasarse pa’ el otro lado, porque a veces las delicias del árbol de la vid son traicioneras y cuando uno menos se da cuenta, zas, pérdida de conciencia. Así que mientras se beba con moderación, no pasa nada. Y cualquier cosa el frío siempre ayuda a que se pase más rápido. Después, tirando para la cordillera y yendo para Chile puede parar uno en un puesto en el medio de la nada, literalmente, un albergue que queda allí y que sirve ricos chocolates y submarinos calientes para amenguar un poco el frío polar. O no polar. Y ahí imaginarse las odiseas por las que tuvo que pasar el ejército de los Andes. Más para el otro lado están Santiago y Viña del Mar, dos lugares que no se pueden dejar de visitar si se está tan cerca. Y parte del mismo recorrido puede ser San Juan. Pero si se está corto de tiempo o incluso si se tiene bastante, con Mendoza será suficiente y el resto puede quedar para un próximo viaje.